El timbal parece ser fundamental en el uso de los instrumentos de percusión en la música occidental. Ya en la antigüedad, este instrumento se emparejaba a menudo con la trompeta para resaltar su brillo. Más tarde, ocupó un lugar destacado en la música real y cortesana, e incluso en la música religiosa de Bach y Haendel.
Los timbales encontraron finalmente su verdadera esencia en el periodo romántico: fue entonces cuando se les dio el título de instrumento. Las obras de Beethoven, Brahms, Tchaikovsky, Wagner y, sobre todo, Berlioz son testigos de esta evolución. Beethoven, por ejemplo, utilizaba los timbales principalmente para imponer el ritmo a la orquesta, para completar un acorde o para atacar una frase rítmica como solista, mientras que Brahms insistía más en el color del sonido. Los timbales se utilizaban a veces como apoyo a los instrumentos solistas en las orquestas.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, la percusión solía desempeñar un papel secundario en la música instrumental profana. Sin embargo, este papel cambió gradualmente. En el siglo XII, por ejemplo, los instrumentos de percusión se utilizaban en la música militar, donde se mezclaban con timbales y trompetas.
A partir de mediados del siglo XIX, la importancia de los instrumentos de percusión aumentó considerablemente y alcanzó una posición dominante en el último tercio del siglo XX. Desde Berlioz, su influencia e impacto ha sido considerable. Berlioz creó una orquesta de percusión en una gran orquesta sinfónica: escribió para dos timbales y en la mayoría de sus obras utilizó al menos ocho timbales. En su Réquiem de 1837, Berlioz utilizó ocho timbales en lugar de 16.
Aparte de Berlioz, el uso de instrumentos de percusión se desarrolló fuera de Francia, sobre todo en Rusia y España, de la mano de los compositores Nikolai Rimsky-Korsakov y Manuel de Falla. Así, el evidente interés por el ritmo llevó a un aumento del número de instrumentos de percusión en las orquestas a principios del siglo XX. El papel y la importancia de esta familia de instrumentos evolucionó de secundaria a primaria. Se ha enriquecido con muchos instrumentos y la lista de piezas que se le dedican no deja de crecer. Podemos decir que la familia de la percusión es ahora tan parte integrante de la orquesta como los instrumentos de cuerda y viento.
La familia de la percusión está formada por diferentes tipos de instrumentos.
Hay dos subfamilias que se clasifican de este modo.
Instrumentos con un sonido definido, que producen un sonido con un tono reconocible (timbales, metalófono, marimba, etc.).
Instrumentos con un sonido indeterminado, en los que no podemos identificar claramente el tono del sonido (bombos, platillos, triángulos, etc.).
O se clasifican según sus materiales básicos.
Piel: timbales, caja, bongos, bombo...
Madera: llaves, bloques de madera, bloques de templo, keiretsu...
Metal: platillos, triángulos, gongs o panderetas, campanas...
Teclados y hojas de tono: marimba, celesta, xilófono, metalófono, vibráfono, hielo...
Los timbales son los instrumentos más comunes, situados sobre todo en la parte trasera de la orquesta. Tres o cuatro timbales, cada uno afinado en una nota diferente, se golpean con mazos.
No muy lejos de los timbales puede haber gongs, platillos, triángulos, bombos y redoblantes.
Los instrumentos de percusión producen un sinfín de sonidos, desde el potente estruendo del bombo, pasando por los ondulantes tam-tams, hasta las claras notas del triángulo.
El principal instrumento de percusión es el timbal. Al igual que la trompeta en la música de viento, el timbal era un instrumento militar, utilizado en la batalla para transmitir órdenes. Hoy en día, una orquesta sinfónica está formada por tres o cuatro timbales, además de otros instrumentos.
Aquí tienes una corta presentación de algunos de ellos:
La marimba es un majestuoso instrumento de percusión muy popular en toda América Latina. Se considera una mezcla de balafón africano e instrumentos precolombinos. Se ha integrado plenamente en la música tradicional indígena. En Guatemala y El Salvador, la marimba adopta su forma más compleja.
En la actualidad, cada vez más compositores occidentales lo incorporan a sus obras orquestales y componen obras de cámara y solistas para este instrumento.
El tambor vasco, es un popular y conocido instrumento de percusión que forma parte de la orquesta. El tambor vasco está formada por un cilindro corto de madera que hace de cuello y una pequeña caja de resonancia de 20 a 50 cm de diámetro. En la parte superior del tambor vasco hay una capa de membrana de piel animal que actúa como superficie de percusión. Se introducen pequeñas piezas de metal en la parte de madera y chocan con la piel del instrumento al tocarlo.
La técnica para tocar el tambor vasco varía mucho de una civilización a otra. Algunas personas sostienen el tambor vasco con una mano y la tocan con la otra, mientras que otras sostienen la tambor vasco con ambas manos y tocan el ritmo.
En la mayoría de las civilizaciones el tambor se toca con las manos, excepto el tambor irlandés, también llamado Bodhrán, que se toca con los extremos de un palo.
El Flexatone es un instrumento de percusión metálico que se caracteriza por la posibilidad de modular las notas producidas por la mayor o menor flexión de la placa vibratoria. El efecto puede ser cómico o inquietante, según el resultado. Se utiliza mucho en los efectos de sonido de las películas de animación.
La campana de Agogó es un instrumento de percusión que pertenece a la familia de los instrumentos idiosincrásicos. Sin campana interna, esta doble campana tiene forma cónica y desempeña un papel importante en la estructura rítmica de su repertorio, como en el caso de la campana cubana.
Originarias de África, las campanas de Agogó aparecen en la música de América Latina, especialmente en la brasileña.
Este instrumento de percusión metálico suele estar formado por dos campanas cónicas separadas, pero a veces también hay tres campanas.
La campana de Agogó se golpea con un palo de madera o metal y puede utilizarse para un conjunto de instrumentos de percusión diferentes, como han demostrado muchos percusionistas del siglo XXI.
Los instrumentos de percusión han estado presentes en diversas culturas desde la antigüedad, especialmente en la música de América, Asia y África. Durante mucho tiempo, fueron infrautilizados en Europa. Sin embargo, a mediados del siglo XIX se fueron abriendo paso en las orquestas y, finalmente, su papel se convirtió en protagonista.
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